Pintor y dibujante excelente doblado de etnógrafo de primera categoría, Miguel Covarrubias descubrió Bali en la década de 1930. Acompañado de su mujer, residió dos años en la isla y posteriormente publicó este libro extraordinario, único, por un lado, por la información de primera mano que proporciona sobre todos los aspectos de la vida y la cultura balinesas y, por otro, por sus magníficas ilustraciones, que reflejan fielmente un mundo de belleza paradisíaca. La isla de Bali, de Miguel Covarrubias, es un libro casi legendario sobre esta hermosa isla de las antiguas Índias Orientales Holandesas. Este libro, escrito originariamente en inglés y publicado por primera vez en Nueva York en 1937, sigue siendo para muchos la obra más autorizada acerca de la luminosa isla de Bali y de sus fascinantes pobladores. Se trata de un texto sumamente ameno y dúctil que recoge en su cautivador desarrollo la historia, la geografía, la estructura social de Bali, su vida cotidiana, sus costumbres, su religión y su arte. Pero este libro, además de proporcionar una información preciosa sobre todos los aspectos de la vida de Bali, constituye por sí mismo una auténtica y valiosa obra de arte por las ilustraciones de Covarrubias, que captan con singular agudeza el espíritu de los balineses y su estilo de vida tradicional. Este libro, en palabras de su autor, “no es un estudio sistemático de antropología ni de las religiones de Oriente; su objetivo se limita a ofrecer una visión general de la vida y la cultura balinesas que están intrínsecamente ligadas a sus creencias de hondo arraigo y a su modo de vivir, pleno de lógica y armonía”. Cuando Covarrubias visitó Bali, este modo de vida, esta lógica y esta armonía ya empezaban a estar amenazadas por las novedades introducidas por los occidentales. El artista Covarrubias quiso también, con este libro magnífico, dar testimonio de una cultura tradicional impregnada de belleza. Durante su residencia en Bali en 1932 y 1933, Covarrubias realizó buena parte del material que ilustra estas páginas, y su esposa realizó las fotografías que coronan esta obra singular.