Para Mounier, cada individuo ha de entenderse como una «realidad personal» y debe contemplarse desde la categoría de misterio, la cual integra su naturaleza e historia, sus actos y posibilidades, su sentido y destino.
Sólo desde el interior de la persona es posible comprender la vocación a la que se siente urgida, una vocación que exige soledad, conversión y despojamiento. A partir de ella, el hombre, en cuanto ser exterior, puede ponerse manos a la obra en favor de la justicia, fruto de la experiencia interior de gracia y donación.
No es posible comprender al hombre aisladamente. El ser personal que es le exige y le llama a la comunidad de vida y de acción con las demás personas. En este sentido, vocación personal y comunidad comprometida son las notas espirituales que adornan al hombre y le conducen a luchar por un mundo realmente mejor.
La presente antología re...read more