Nuestros inicios

La aventura de Paperblanks empieza con un sencillo deseo: encontrar el diario perfecto para el día a día.

A principios de los años 90, Vic Marks, escritor y editor en busca del cuaderno perfecto, se puso en contacto con Supriti Bharma, una mujer en continuo aprendizaje y que disfruta experimentando con nuevas formas de expresión artística y espiritual. La química creativa entre estas dos almas inquietas fue instantánea: ambos compartían el deseo de expresar, viajar, aprender nuevas tradiciones y descubrir nuevas verdades sobre ellos mismos. Y juntos crearon ese diario especial que Vic había imaginado y que se convirtió en el primer producto Paperblanks en 1992.

La energía creativa de Vic y Supriti, y su pasión por la experimentación, los impulsaron a ir más allá de ese primer cuaderno, y la marca Paperblanks ha ido creciendo desde entonces. Desde nuestra primera oficina en el barrio de Kitsilano, en Vancouver (Canadá), hasta la inauguración de nuestra sede europea en Dublín (Irlanda), hemos recorrido el mundo movidos por nuestra pasión. La familia Paperblanks se compone de personas de procedencias muy diversas, y la historia, vivencias y cultura de cada una de ellas aporta nuevas ideas y puntos de vista a nuestra empresa.

Durante todo este tiempo, el espíritu original de curiosidad, descubrimiento y autoexpresión de nuestros fundadores nunca se ha desvanecido. De hecho, guía cada decisión que tomamos. Con cada nueva experiencia recreamos el arte, las historias y las tradiciones culturales que han llegado hasta nosotros. Nuestra colección de diseños refleja la filosofía de Paperblanks: siempre en evolución, siempre abiertos.

Sí, nos dedicamos a crear cuadernos, pero eso sólo es una parte de quienes somos. Paperblanks es un mosaico de personas de todo el mundo, comprometidas, apasionadas por su trabajo y unidas por un objetivo: crear objetos bonitos y de calidad que transmitan sensaciones positivas a quienes los utilicen. Lo que nos hace únicos no son sólo estos cuadernos, sino nuestra pasión. Nuestra perseverancia. Nuestras personas.