He aquí un nuevo «evangelio» a dos voces para nuestro fin de siglo. Albert Jacquard, racionalista, ha establecido, desde hace algunos años, un fecundo diálogo con la religión. Muestra aquí que la herencia de Francisco de Asís puede dar fruto en nosotros, seamos cristianos o no. Como Jesús en su momento, Francisco es uno de los hombres inspirados que sintió «preocupación por los pobres». Predicó la renuncia a los bienes materiales y al poder; cantó la solidaridad del hombre y del Universo; dio el ejemplo, en plena época de las Cruzadas, de la mano tendida al Islam.En un momento de exclusión, de pobreza creciente y desempleo, de abandono de los países más pobres por los países ricos, de desprecio a la naturaleza y a la vida, el hombre de Dios, releído por el hombre de ciencia, nos habla con una voz poderosa que bien podría ser la de la profecía.