Cuando hoy, en la edad de los viajes espaciales, la tecnología genética y la microelectrónica, el hombre sólo se encuentra a sí mismo en el campo de la naturaleza, y cuando parece que el arte es casi el único medio en el que la naturaleza puede sobrevivir, hay que exigir de una estética y una ética alertas a la naturaleza que recuerden aquella advertencia kantiana: la teoría del estado natural del hombre no radica en regresar, sino en volver a mirar. No hay que esperar normas de «lo otro de la naturaleza», sino de lo «otro del hombre», del reconocimiento del semejante en su ser mismo y en su poder ser otro, que el arte nos proporciona sin violencia, normas que justifiquen la responsabilidad del hombre frente a la naturaleza. La recuperación de un concepto de sujeto que puede fundar normas de razón comunicativa en el reconocimiento mutuo del hombre con el hombre, normas apropiadas para...leer más