«Con un oído prodigioso para decir, para captar los ritmos nativos, naturales, y las tensiones sutiles de lo que nos rodea, ella hace escribir por primera vez a quienes nunca habían escrito, de hecho, a las que ni siquiera habían hablado. La voz no es algo que alguien te da o te devuelve, la voz un día brota y grita, y por fin el resto escucha. Entonces se entona, se eleva, se proyecta y alcanza y contagia a las demás, como las de ese puñado de chicas que hablan en Quiltras (Tránsito Editorial, 2019), sólo mujeres de la clase media baja y bajísima, cuando el internet iba lento, los buses eran viejos como los televisores y en los botellones se bebía ron con naranja en vasos de plástico.
La experiencia de crecer para ellas será mirar por primera vez a la cara el fondo y retorcer el silencio hasta que salga un ruido, emanciparse de eso sin nombre que, pronto sabrán, las atraviesa ...leer más