En el año de 2007 el entonces presidente de la República inauguró la exposición Isis y la Serpiente Emplumada, en Monterrey, Nuevo León, que había sido curada, en lo que a Egipto se refería, por el doctor Zahi Hawass, destacado arqueólogo egipcio. La parte de Mesoamérica me correspondió coordinarla a mí, y recuerdo que pocos días antes de este acontecimiento tuve una sensación muy importante como investigador: recorría las salas destinadas a Egipto y recordaba que mi pasión por esta civilización era la que me había llevado a estudiar arqueología. Admiraba en mi recorrido aquellas esculturas que representaban a la diosa lunar Isis y la manera en la que a lo largo de cerca de tres mil años, y aún más, se le había rendido culto. Pero algo llamó mi atención. Todas aquellas maravillas habían sido elaboradas en un medio arenoso, desértico, bañado eventualmente por el desbordamiento del río ...leer más