
Según las categorías de retóricos y teóricos literarios del Renacimiento, la carta de súplica era un género mixto: una súplica judicial para persuadir al rey y las cortes, un relato histórico de las acciones pasadas de uno, y una historia.
Quiero dejar que los aspectos “ficcionales” de estos documentos sean el centro de análisis. Por “ficcional” no me refiero a sus elementos falsificados, sino más bien, utilizando el otro y más amplio sentido de la raíz fingere, sus elementos formadores, modeladores y moldeadores: la elaboración de una narrativa.
Pero el artificio de la ficción no necesariamente proporcionaba falsedad a un relato; bien podría traerle verosimilitud o verdad moral. El modelado o el embellecimiento de una historia tampoco significaban, necesariamente, falsificación. El lugar dónde debía trazarse esa línea fue una de las controversias creativas del momento....leer más