Ema Saikō (1787-1861) nació en el pueblo de Ōgaki, en la provincia de Mino (actual prefectura de Gifu). Su padre, Ema Ransai (1747-1838), doctor en Medicina y estudioso del confucianismo, la alentó a desde niña desarrollar sus talentos literarios y artísticos. Saikō comenzó a mostrar su capacidad para la pintura con tan solo cinco años y a los trece inició sus estudios artísticos, para lo que contó con varios mentores a lo largo de su vida. El primero de ellos fue el monje Gyokurin, quien le infundió su pasión por la representación del bambú, que se convirtió en una de las especialidades de la artista.
En 1813, Saikō comenzó a formarse en poesía y conoció a Rai Sanyō, poeta y filósofo confuciano, quien la tomó como alumna y con el que tuvo una estrecha relación hasta el final de su vida. A lo largo de las décadas posteriores, Saikō continuó sus estudios en pintura, caligrafía y poesía, siguiendo la tradición heredada de China.
La artista también formó parte de varias asociaciones de poesía y se ganó el reconocimiento de los círculos artísticos e intelectuales. Saikō fue una mujer independiente y poco convencional para su época, pues renunció a las obligaciones impuestas por la sociedad para dedicarse por completo a la poesía y la pintura.