Nacido el 27 de junio de 1941 en Varsovia, Kieślowski se crió en el seno de una familia de clase modesta. Ingresó en la escuela de bomberos, pero pocos meses más tarde abandonó con la intención de volver a estudiar. En 1957 se inscribió en la escuela superior de técnicas teatrales de Varsovia, donde se diplomó en pintura escenográfica. Diplomado por la Escuela de cine y televisión de Lódz, realizó quince documentales y más tarde, a partir de 1973, mediometrajes de ficción para la televisión como “Paso subterráneo” (1973) o “El primer amor” (1973).
Kieślowski se inició en el largometraje de ficción con títulos como “El personal” (1975), “La tranquilidad” (1976) y “La cicatriz” (1976), con la que consiguió el primer premio en un Festival de Moscú. En los años siguientes rodó una larga lista de filmes entre los que destacan “Sin fin” (1985), “El Aficionado” (1979) o “El azar” (1987). Todas estuvieron presentes en los diferentes festivales del circuito internacional obteniendo así el definitivo reconocimiento que le permitiría introducirse en la industria cinematográfica francesa. Antes, rodaría “No amarás” y “No matarás” (1988), además de la serie televisiva “Decálogo” (1989-1990), una declaración de principios para el propio autor que llegó a ser considerada de gran relevancia por la crítica mundial. Durante esta etapa, el cineasta polaco también rodó varios documentales como “El hospital” (1977) o “El punto de vista de un vigilante nocturno” (1979).
Tras su paso por la televisión polaca, a principios de los años 90 comenzó a trabajar en Francia, donde realizó su más importante trabajo. Primero con la aplaudida coproducción “La doble vida de Verónica” y después con la galardonada trilogía “Tres Colores” (1993-1994), dedicada a la bandera francesa. Con la filmación de “Rojo” (1994), último film de la trilogía, Kieślowski decidió retirarse del cine aunque comenzó a escribir el guión de “La Divina Comedia” de Dante para llevarlo a la gran pantalla mediante una trilogía titulada “Paraíso”, “Purgatorio” e “Infierno”. Sin embargo, en 1996, Kieslowski murió de un ataque cardíaco sin concluir este guión, convertido en uno de los directores más relevantes del cine europeo contemporáneo.