Miguel Otero Silva, nacido en el estado de Anzoátegui en 1908, fue uno de los escritores más importantes de la literatura venezolana. Cuando estudiaba ingeniería en la Universidad Central de Caracas se unió a la generación del 28, un grupo estudiantil que se rebeló contra el régimen de Juan Vicente Gómez. El fracaso de la insurgencia lo llevó a exiliarse en Curazao, de donde volvió en el vapor estadounidense Maracaibo llevando al gobernador de la región como rehén con la firme intención de derrocar al dictador Gómez, intento nuevamente frustrado por las fuerzas armadas. Esta vez se refugió en la sierra falconiana y desde allí huyó a pie hasta Colombia. En el exilio publicó su primera novela, Fiebre (1939). En 1942 regresó a Venezuela y fundó, junto a su padre, el periódico El Nacional, actualmente el medio de comunicación referente del país. En 1955 publicó su segunda novela, Casas muertas, que rápidamente se convirtió en un fenómeno literario, recibió el Premio Nacional de Literatura de Venezuela en 1956 y hoy es considerado un clásico contemporáneo de las letras venezolanas. Tal fue el éxito que seis años después, en 1961, publicó su continuación, Oficina N.º 1, ambas novelas presentadas en esta edición en un solo volumen. En 1979 recibió el Premio Lenin de la Paz, galardón soviético equivalente al Premio Nobel de la Paz. Otero Silva murió en 1985 siendo un escritor admirado por autores tan conocidos como Pablo Neruda y Gabriel García Márquez.