Como ciudadano del siglo XVII, en Hobbes encontramos una fuerte dualidad y enfrentamiento entre las pasiones y la razón: los seres humanos son animales que, si bien poseen un potente aparato intelectual que les permite convivir gracias al despliegue de un sistema político, se hallan sin embargo sometidos a los avatares del mundo físico. La sociedad es una consecuencia no natural de nuestra evolución: los Estados responden a una creación racional humana, basada en un pacto entre iguales que beneficia a todos sus componentes. El hombre quiere poder, es más, el hombre es poder en potencia, siempre y cuando se cumpla el único requisito material que pone Hobbes: la asociación entre hombres. El requisito formal sería la configuración que han de adoptar aquellos respecto de esa asociación. De esta manera, si bien el poder no es una cualidad innata del hombre, sí podemos decir que en el Levia...read more