Este libro constituye un ejercicio intelectual e imaginativo en el uso que Soren Kierkegaard hace en su obra de la tragedia, la comedia y lo tragicómico. Para ello se pone el acento en los recursos altamente comunicativos y estratégicos de la ironía y el humor en su obra. Al igual que Aristóteles, Kierkegaard acudía al teatro como un espectador, y de igual modo entablaba relación con coregos, actores y actrices. Textos como El primer amor de Eugene Scribe, o bien La crisis en la vida de una actriz, dedicado a la dama de la escena danesa Johanne Louise Heiberg, son pruebas elocuentes en este sentido. El teatro, la teatralidad, el drama y los dramaturgos inundan las páginas de opus kierkegaardiano; su rico acervo es del orden de una pasión puesta en la dramaturgia, puesto que reconoce el poder ejemplar que el teatro posee a la hora de dirimir los problemas de las existencias reales.