El primer viaje de Martin Heidegger a Grecia –un regalo de su mujer– necesitó muchos años de preparación. Grande fue el temor que –con mayor fuerza de la que hubieran conseguido circunstancias externas– una y otra vez demoró la partida. “Pero el regalo llegó a consumarse.” En la primavera del año 1962 se superó el umbral del sueño, se emprendió el viaje, que condujo en barco desde Venecia hasta el Peloponeso, a Creta y Rodas; después, a través del Egeo –con Delos como centro–, a Atenas, Egina y Delfos, y de vuelta a Venecia.