Hiperpolis es la expresión máxima del formalismo, donde los signos son mudos. Han perdido el significado. Están presentes y profusos por doquier, pero vacíos de contenido, sin relación con la vida. En Hiperpolis no hay firmamento, no hay límites, no hay medida. Se extiende ilimitada en todos los sentidos. No importa hacia dónde nos dirijamos, siempre estamos en el mismo lugar. El caminar pierde el sentido, el mirar no encuentra reposo, el hablar es por siglas. No tiene inicio ni fin, no tiene forma. Es la abstracción de la vida y la pérdida de la vida abstracta, lo que no es lo mismo.
La arquitectura es abstracta, pero no una abstracción.
La Hiperpolis está afuera y se introduce dentro de nosotros si nos dejamos invadir. Desvanece lo real, desmaterializa los muros, corrompe los significados.