Visto humanamente, nada propiciaba que, de entre los más de mil monjes que habitaban en el Monasterio de San Panteleimon en el Monte Athos, fuera Silouan (1866-1938), monje ruso con la mínima instrucción, adscrito al economato y al molino del monasterio, quien emergiese para la posteridad. Fue necesario que un día Sophrony, monje treinta años más joven, recibiera de Silouan una respuesta perfectamente adecuada a su inquietud espiritual.
A su vuelta al círculo de la emigración rusa de París en 1947, Sophrony se dedicó a recomponer los textos de Silouan. Se encontró con un conjunto de textos redactados las más de las veces en hojas sueltas, sin numerar, sin fecha, sin orden preconcebido alguno, pero con una notable unidad espiritual.
Estos escritos constituyen verdaderamente un cuerpo de doctrina ascética y de teología mística, expresada en un lenguaje sencillo y directo, ...leer más