«Al final, tal vez se trate, en todo esto, de saber si Eros está presente. Los dibujos de Giulio Romano no expulsaron el Amor, es todavía Amor lo que está sucediendo en cada uno de ellos, al tiempo que en los sonetos de Pietro Aretino no se ve ni se presiente una señal, aunque sea breve, de su presencia.»
Del Prólogo de José Saramago a la presente edición.
De la parte en sombras del luminoso renacimiento italiano, recuperamos un estallido de erotismo explícito y —según se lea— molesto hasta el insulto: es el Pietro Aretino (1492-1556) maestro del pasquín, la intriga palaciega y el exhibicionismo, el que moja su pluma entre el libelo y una ambigua defensa de la libertad absoluta. Aretino, consciente de su poder personal, rindió a papas y emperadores y acabó fomentando una leyenda de poder y malditismo. Alejándonos ahora en lo posible de interpretaciones tendenciosas, repr...leer más