La poesía de Chiyo es, como afirmó un contemporáneo suyo, «pura, como jade blanco». La pureza de sentimientos humanos, tan bellamente expresados en sus haikus, combinada con la sensibilidad femenina y el espíritu de observación de Chiyo, que la llevaron a identificarse en poesía con tantas situaciones de la vida real, hacen que su arte continúe siendo aplicable siglos después a nuestro entorno cotidiano. Chiyo es la autora de haiku más destacada en los siglos XXVIII y XIX, una época en que la poesía japonesa era sobre todo un quehacer de hombres.