Cuando un vendedor de legumbres tunecino se inmoló como protesta por los constantes abusos del autoritario gobierno de su país, pocos podrían imaginar lo que vendría después. La Primavera Árabe derrocó a brutales dictadores –cuyos mandatos de hierro no podrían haber ocurrido sin la complicidad o el franco apoyo de potencias occidentales– en Túnez, Egipto, Yemen y Libia, y desató una de las guerras civiles más sangrientas de la era moderna en Siria. Túnez logró hacer una transición democrática medianamente esperanzadora, mientras que en Egipto una junta militar comandada por el general Abdelfatah Al-Sisi derrocó al presidente Mohamed Morsi; en Yemen las fracturas políticas parecen conducir al país al abismo, y Libia se encuentra sumergida en una guerra civil en la que dos gobiernos gestionan diferentes zonas y milicias islamistas, principalmente ramas del Estado Islámico y grupos afili...leer más