Una madre y un niño pasean por el campo al atardecer. -no hay otro como tú en el mundo entero-, dice la madre. -pero ¿por qué no hay otro como yo en el mundo entero?-, pregunta el niño. David Grossman nos cuenta en el abrazo la historia de ben, un niño que empieza a descubrir la singularidad del individuo y, por primera vez, siente un profundo temor a la soledad que implica que no haya dos seres humanos iguales y que seamos únicos. La madre intenta explicarle a ben que, aunque estemos solos, podemos sentirnos acompañados por los demás. Afortunadamente, las personas tienen un recurso infalible contra ese sentimiento de soledad: el abrazo.