La Edad Media ha sido objeto de dos opuestas y monolíticas visiones. O bien reino de miserias, plagas y violencias; o bien tiempo de las grandes conquistas del espíritu: monasterios, catedrales, imponentes elaboraciones teológicas o desarrollo de las primeras universidades. Pero hay otra Edad Media que se aborda aquí: la de la coexistencia de esas dos visiones. De un lado, la que exalta la ascesis del contemptus mundi (desprecio del mundo en todas sus manifestaciones) tal y como hizo el papa Inocencio III a finales del siglo XII. De otro lado, la que aporta diversas expresiones de la dicha de vivir: san Francisco «juglar de Dios», los goliardos y los ideales corteses (el fine amor), las muchas fiestas religiosas y cívicas que jalonan el calendario cristiano… Incluso la guerra —extendida calamidad— puede tener cierta dimensión lúdica, como la tiene también el espíritu competitivo de la...leer más