La música y la palabra tienen una importantísima tradición conjunta en géneros como la canción o la ópera, el musical, la zarzuela o el singspiel, el oratorio o la misa. En esta cooperación es el arte musical la que predomina en la recepción del espectador, no solo por las barreras que a menudo impone el desconocimiento de la lengua, sino porque la capacidad expresiva de su discurso es superior: la armonía y el contrapunto amplían el tiempo y permiten decir varias cosas a la vez, y de manera más universal.
Estas Palabras a la música que el lector tiene entre sus manos permiten sortear la tradicional desventaja del texto frente al sonido: aunque pueden acompañar la audición de las composiciones que las inspiraron -sonataas para piano de Beethoven; partitas, suites inglesas y francesas de Bach-, admiten asimismo la lectura exenta. En palabras del musicólogo Antonio Gallego, son m...leer más