“El método de composición de Joyce siempre me pareció más de poeta que de prosista. Sus palabras estaban ya en su mente antes de encontrar la forma definitiva en el papel. Constante e infatigable, perseguía la solución de algún problema de correspondencia homérica, o de expresión técnica, o algún rasgo de carácter de Bloom o cualquier otro personaje del Ulises. O necesitaba algún hecho fisiológico que le diera la clave de alguna parte de su épica del cuerpo humano. Estaba permanentemente mirando o escuchando, en busca de un hecho o una palabra, y creía muchísimo en su suerte. Lo que necesitaba vendría a él. Lo que recogía le sería útil en el momento y el lugar adecuados. Y como en cierto sentido el tema del Ulises es la vida en su totalidad, la variedad de materiales que necesitaba para construirlo era infinita. No estaba escribiendo el Ulises en Dublín en 1904, pero lo que veía o esc...leer más