El siglo XX ha pasado a la historia como el siglo de la revolución, tiempo en el que la política de emancipación quedó engarzada -enredada sería una palabra mejor- en el viejo problema del Estado. Al convertir a éste en la gran palanca de la transformación, la política revolucionaria se constituyó como conquista de aquel lugar fabulado del «poder concentrado», hasta el punto de agotarse. De hecho, si hoy la palabra revolución ha perdido todo contenido político sustantivo, se ha banalizado tanto, conviene preguntarse si esto no se debe a esta estrecha relación entre política y Estado.
En este libro se propone una inversión del juego. Dejar de pensar la política con relación al poder de Estado. Y empezar a pensarla como fundación de un poder o poderes propios. La política así constituida se confirma como autodeterminación de la colectividad social. Desde esta perspectiva, la estr...leer más