Esta famosa novela erótica francesa está basada en el escandaloso proceso del sacerdote jesuita, Juan Bautista Girard, famoso por su carrera de predicador y director espiritual, que convirtió a Marie-Catherine Cadiere, una penitente que aspiraba a la santidad, en víctima de tejemanejes que llevaban a la muchacha a tener éxtasis y sentir estigmas, sin embargo, ese “viaje espiritual” se fue haciendo peligroso. Cuando la salud de la joven, tras flagelos, ayunos y sacrifico, se complica al grado de temer por su vida, el jesuita, se deshace de ella enviándola a un convento, donde su nuevo guía espiritual, prior de los carmelitas y jansenitas, la motiva a denunciar a Girard y no tarda en conocer la forma concreta en que éste encaminaba a sus ovejas y a la inocente joven hacia la santidad. La denuncia de los hechos no tardó en adquirir proporciones increíbles que, además de las descripciones muy pormenorizadas de los juegos eróticos (aquí narrados) a que se entregaba Girard con su pendiente, se animó con el enfrentamiento entre la orden de los jesuitas y los jansenitas.

La obra fue publicada bajo el más riguroso anonimato debido a lo escabroso del asunto y a las personas religiosas implicadas en el proceso que apasionó a Francia. Durante mucho tiempo la autoría de este divertimento era atribuida a Diderot por las discusiones, explicaciones y enseñanzas filosóficas que contiene, así como las numerosas diferencias al ser supremo. Sin embargo, en el siglo XX, la paternidad se le adjudico, con certeza, al marqués Jean-Bapuste de Boyer, hijo de Pierre-Jean Boyer d’ Argens, que recrea en Teresa filósofa un cuadro de erotismo de la Francia ilustrada, mezclando erotismo, libertinaje y meditaciones, convirtiéndose en antecedente claro, por su mezcla de escenas eróticas y de reflexión, de las obras del marqués de Sade.

Este clásico de la literatura erótica, basada en una historia ocurrida en Provenza, en 1731, posee elementos necesarios para plantear diferentes niveles de lectura. Estamos frente a la educación sexual de Teresa, que en medio de todas las escenas eróticas muestra que el bien y el mal moral se halla encerrado en la existencia humana. Esto hace que la obra erótica se convierta en algo más que erotismo, Sobre ella Sade dijo: “Obra encantadora del marqués d’ Argens, que unió de manera agradable la lujuria a la impiedad…”