Esa tarde una maestra gritó: ¡Gorilas en el techo! Karen no sabía si echarse a llorar o a correr; tampoco sabía que su vida estaba a punto de desmoronarse como migajitas de pan. Al poco tiempo sus papás anunciaron que la familia se mudaba. ¿Quéeeee? Se le pararon los pelos de punta. Dejar escuela, amigas, abuelos y a su querida Guatemala era mucho peor que si diez simios le hubieran brincado encima. Pero, la verdadera tragedia de Karen empieza cuando llega a otro país que ni siquiera ubica en el mapa, a miles de kilómetros del suyo, con un idioma del que no entiende ni papa y, por si fuera poco, con compañeros nuevos que la miran como a un bicho raro. Ella tiene de dos: encerrarse en su caparazón o salir y exprimentar los limones que la vida le oece. Con un lenguaje espontáneo, agudo, divertido y ágil la protagonista nos cuenta sus venturas y desventuras para adaptarse a Israel y a su...leer más