La novela es ficción, la historia es novela construida poniendo en sentido su documentación, toda historia tiene algo de ficción. De cierto modo, Freud lo había considerado así en lo que llamó la “novela familiar”, y es precisamente, porque la novela, cuando es escuchada por la analista desvela las ficciones, fantasías y fantasmas con los que se construyó su relato. Ocasión, circunstancia de una nueva historia en la que el analista pondrá en juego la propia, a favor de su analizante. El relato es cuerpo y hace cuerpo, por así decir, está incorporado, pero no a flor de piel, sino en carne viva. El presente libro asume la tarea, por un lado, de construir una narración en la que tienen lugar las historias que se fueron contando, recordando, organizando, reorganizando en el proceso de historizar una vida, de historizarse al que se enfrenta ante las muertes, los duelos, los dolores y las soledades. Y, por otro, retoma las propuestas de diferentes autores donde se exponen los cuatro conceptos que tuvieron el valor de referentes heurísticos: el dolor, el duelo, la muerte y la soledad.