Khôra sitúa una aporía ejemplar del texto platónico. El Timeo nombra khôra (localidad, lugar, espaciamiento, emplazamiento) a esa «cosa» que no es nada de aquello a lo cual, sin embargo, parece «dar lugar», sin dar jamás nada, empero: ni los paradigmas ideales de las cosas ni las copias que un demiurgo insistente inscribe en ella. Insensible, impasible pero sin crueldad, inaccesible a la retórica, khôra desalienta, ella «es» lo mismo que desarma los esfuerzos de persuasión, y cualquiera querría tener el valor de creer o el deseo de hacer creer: por ejemplo, en las figuras, tropos o seducciones del discurso. Esta increíble e improbable experiencia es también, entre otras dimensiones, política. Anuncia un pensamiento, o mejor, sin prometerla, una puesta a prueba de lo político.