
Eros batalla contra una parte del tiempo. Desde luego, no porque ignore que sólo puede hacerse patente en el cuerpo deseado a través de instantes que se multiplican con sucesión impotente para los mortales, sino porque el tiempo también tiene la tarea de borrar el encuentro amoroso como cualquier otro encuentro con cualquiera de las cosas de los dioses y de los hombres o, cuando menos, dejarlos siempre atrás. Pero Eros además batalla encarnado dentro de lo que él mismo seduce para hacerse con más fuego en el arrebato de la seducción que provoca, como lo observamos en el verso: “las lenguas que luchan en un beso que florece”. Y más todavía, es por causa de Eros que combaten los hombres por una misma amada fingiendo una locura que en realidad ha alcanzado ya su deseada posesión, pues los amantes, remitiendo a Tibulo, desertan de la guerra por su patria para luchar una batalla de verdade...leer más