La experiencia del trabajo de fábrica que hace Simone Weil entre diciembre de 1934 y agosto de 1935 obedece a su vocación de exponerse y de someter sus ideas a la prueba de la realidad. Pero este «contacto con la vida real» tiene tanto para ella como para la evolución de su pensamiento consecuencias que van más allá de la intención inicial de estudiar «las condiciones reales que determinan la servidumbre o la libertad de los obreros». A su amiga Albertine Thévenon le confiará: «Para mí, personalmente, esto es lo que ha significado trabajar en la fábrica. Ha significado que todas las razones exteriores (antes las creía interiores) en las que para mí se basaba el sentimiento de mi dignidad, el respeto hacia mí misma, en dos o tres semanas han sido quebradas radicalmente bajo el golpe de una opresión brutal y cotidiana».
En su Diario de fábrica, testimonio excepcional de esta expe...read more