Aquí les van mis más profundos pensamientos, donde comienza el camino en este complejo jardín, el jardín de mis recuerdos.
Podremos encontrar en él girasoles. Flores hermosas que representan todas aquellas cosas preciosas de mi que debo recordarme con mayor frecuencia.
Luego pasamos por los cactus que, aunque buenos sean para las heridas, difíciles son algunas de sanar por completo.
En el sendero de la vida, no pueden faltar los tulipanes, las flores favoritas de mi madre. Las cuales contienen mi pasado y a su vez una historia compartida de amor y dolor.
A su vez tenemos a los muertos, cempasúchil es la flor que le tendemos a quienes ya no están; como amistades, exnovios y padres. Como tributo a su recuerdo y celebración por su ausencia.
Por último, llegamos a la parte del amor, las peonías que me regala mi relación. La cual, como todo en esta vida, tiene su lado bueno como su lado malo. Un sendero que solo estaría dispuesta a cruzar con él.
Y es aquí donde acaba el libro, pero sigue escribiéndose con todos aquellos que pasan por este jardín y se detendrán a oler las flores en el camino que sembré para ustedes.