Peirce tiene una actualidad muy grande. En tiempos recien¬tes, sobre todo gracias al giro pragmático o pragmatista de la filosofía analítica, además del pragmatismo que ya existía en ciertos ámbitos de la filosofía, nuestro pensador estadounidense ha cobrado nueva presencia. Sin embargo, de manera especial, además de todo eso, tengo la convicción de que siempre tiene algo que ofrecernos. Para contextuar el pensamiento de Peirce, el autor comienza por hablar acerca de su vida, su obra y su actitud lo cual le servirá para exponer su filosofía: primero la semiótica, que él consideraba como la rama principal a partir de la cual se desplegaban las otras. Dado que el hombre vive entre signos, la teoría de éstos era capital. Por ejemplo, la lógica era un aspecto de la semiótica y con ella se podían conectar la epistemología, que estudia las condiciones de la comprensión de los signos, y la metafísica, que es la que relaciona los signos con los seres que representan. Lo mismo otros temas, como la psicología, ya que el hombre era, para él, un signo. Asimismo, la ética y la filosofía de la religión se inscribían en el ámbito de la significación.