Cayo Plinio Cecilio Segundo, en latín Caius Plinius Caecilius Secundus, (Como, Italia, 61 - Bitinia, 113 aprox.), conocido como Plinio el Joven, fue un abogado, escritor y científico de la antigua Roma. Era sobrino de Plinio el Viejo, considerado como el mejor naturalista de la antigüedad. Siendo niño Plinio perdió a sus padres, quedando bajo la tutela de Lucio Verginio Rufo (un influyente general del ejército romano). Posteriormente fue adoptado por su tío Plinio el Viejo, quien lo mandó a estudiar a Roma, con profesores como Quintiliano y Nices Sacerdos. Comenzó la carrera de leyes a la edad de 19 años, creciendo su reputación en este campo muy rápidamente. Plinio, siendo un hombre honesto y moderado, fue ascendiendo por el cursus honorum (cargos administrativos civiles y militares de la República):
Fue flamen Divi Augusti (sacerdote del culto al Emperador) en 81, luego decemvir litibus iudicandis (algo equiparable a un juez de lo civil), tribuno militar en Siria (donde conoció a los filósofos Artemidor y Eúfrates), sevir equitum Romanorum (jefe de un escuadrón de caballería) en 84, quaestor imperatoris y questor urbano entre 89 y 90. Fue nombrado tribuno de la plebe en 91, pretor en 93, prefecto (primero de las finanzas del ejército y luego del templo de Saturno), y cónsul suffectus en 100. Entró en el colegio de augures por elección, supervisor del río Tíber y finalmente legatus (embajador) en el Imperio de Bitinia, donde se supone que murió. Se puede decir que su carrera es un resumen de todos los cargos públicos más importantes en Roma, y en efecto Plinio contribuyó a la organización del Imperio en mucho de sus campos.
De sus numerosas cartas (las Epistulae) se deduce su carácter moderado. En una de ellas se dirigió al emperador Trajano y le explicó el procedimiento que seguía para encargarse de las personas a quienes se acusaba de profesar el cristianismo... un procedimiento que el emperador aprobó. A los que negaban que fueran cristianos se les ponía en libertad cuando, como dijo Plinio, “habían repetido la invocación que yo había hecho a los dioses, ofrecido incienso y vino a tu imagen y, además, maldecido a Cristo”. Se ejecutaba a los que resultaban ser cristianos. Trataba al cristianismo como una superstición incómoda y se sorprendía del gran número de denuncias anónimas que se recibían en este campo. Trajano le respondió apoyando su actitud, pero ordenándole que no diera curso a las denuncias anónimas.
Plinio se casó en tres ocasiones, pero no tuvo ningún hijo. Sólo de su tercera mujer, Calpurnia, habla con cierta emoción en sus cartas. Era bastante rico y poseía algunas villas en Italia. Las dos que tuvo en su ciudad natal, Como, las llamó Tragedia y Comedia.