Hijo de padres españoles, Francisco Tario, seudónimo de Francisco Peláez Vega, nació en la Ciudad de México en 1911 y murió en Madrid en 1977. En su juventud fue portero del Club Asturias y pianista; en los años cuarenta y cincuenta, su actividad social y literaria junto a su bella mujer, Carmen, es frenética, pero, a pesar de ser amigo de Octavio Paz, no forma parte de ninguna corriente literaria mexicana ni pertenece a ningún grupo de escritores. Regenta tres cines en Acapulco y escribe aislado del mundo literario. Primero publica La noche y Aquí abajo. Tres años después, La puerta en el muro y una obra de aforismos inclasificable, única en la literatura hispanoamericana, titulada Equinoccio (Mario González Suárez la define como «un prontuario de maldades muy necesarias para nuestra salud mental»).
A principios de los años cincuenta, Tario inicia su segunda época con la publicación de Breve diario de un amor perdido (1951), Acapulco en el sueño (1951), con fotos de Lola Álvarez Bravo, y Tapioca Inn: mansión para fantasmas (1952). En los años sesenta, al marcharse de México y fijar su residencia en Madrid, da paso a su última etapa literaria, llena de melancolía tras la muerte de su mujer, que culmina con Una violeta de más (1968). Al morir, Tario dejó unas extrañas piezas teatrales que tituló El caballo asesinado y una novela póstuma, Jardín secreto.