Decir que Jan Švankmajer (Praga, 1938) es uno de los grandes maestros del cine de animación es una afirmación que compartirá con nosotros cualquier persona que se haya encontrado alguna vez con su trabajo. Conocido principalmente por su obra cinematográfica —más de veinticinco cortometrajes (entre los que destacan Dimensiones del diálogo, La caída de la Casa Usher, Jabberwocky o Comida) y cinco largometrajes (Alicia, La lección Fausto, Los conspiradores del placer, Otesánek, y Sobreviviendo a la vida)—, Jan Švankmajer es ante todo un constructor de poderosas imágenes al servicio de la imaginación subversiva.
Cultivador de procedimientos creativos que van del uso de marionetas al collage, del objeto al dibujo mediúmnico, los aplica a su singular exploración sobre el tactilismo y los integra todos ellos en su obra cinematográfica, la cual constituye uno de los hallazgos más deslumbrantes y perturbadores de la segunda mitad del siglo XX.
Participa activamente en el Movimiento Surrealista desde 1970 hasta la actualidad. Su trabajo ha influido en creadores de la talla de los Quay Brothers, Tim Burton o Terry Gilliam, por citar a algunos nombres de sobra conocidos.