Jerome K. Jerome

Jerome K. Jerome

Jerome Klapka Jerome fue un escritor inglés de vida azarosa, maestro de la narrativa cómica. Nació en la localidad de Walsall, cerca de Gales, en un período de moral victoriana y plena efervescencia industrial. Era el más pequeño de cuatro hermanos: Paulina, Blandina y Milton, el último, fallecido a la edad de seis años. Su padre fue un importante predicador e inversionista de la industria minera local, aunque en 1861 y a tenor de la crisis industrial que padeció la región, la familia Jerome al completo se vio abocada a la ruina y obligada a emigrar a una localidad cercana, Stourbridge, y finalmente a la ciudad, al East End londinense, donde vivieron tiempos de escasez y contención. Al mes de cumplir doce años, en 1971, el padre falleció. Su madre lo haría tan solo unos años más tarde, cuando Jerome cumplió los dieciséis. A la edad de catorce, la situación económica familiar era ya acuciante, y Jerome abandonó sus estudios y comenzó a ejercer una ristra de variopintos trabajos por los que pasó sin pena ni gloria: desde empleado de ferrocarriles hasta maestro de escuela, pasando por el periodismo y la interpretación teatral.

Inspirado por unos versos del poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow, empezó a escribir sus experiencias sobre el escenario en clave de humor, publicadas a modo de entregas en la revista The Play, y finalmente compiladas en un único volumen. Dos años después de la publicación en 1886 de The Idle Thoughts of an Idle Fellow, una recopilación de ensayos humorísticos, contrajo matrimonio con Georgina Elizabeth Henrietta, Ettie, transcurridos solo nueve días desde que ésta consiguiera el divorcio de su primer marido, un soldado español con quien compartía una hija de nueve años. Su viaje a lo largo del Támesis a manera de luna de miel fue la semilla de su obra narrativa más aclamada: Tres hombres en una barca. Con la publicación en 1889 de esta novela cómica llegó la fama y el éxito para el Jerome escritor. En el momento de su aparición, la conservadora sociedad victoriana recibió Tres hombres en una barca con escepticismo y la tacharon de vulgar, baladí e inconsistente. Jerome, sin embargo, cerraría la boca de la crítica con un éxito de público y ventas envidiable: a día de hoy, la novela, ya un clásico del humor, se ha ido reeditando sin cesar a lo largo de sus 120 años de existencia y, en los primeros veinte años de su publicación, consiguió batir la inasequible cifra para la época de más de un millón de copias vendidas en todo el mundo. El escritor enmarcó Tres hombres… entre el mundo de la ficción y la realidad, entre la narrativa humorística y la de viajes: aquellos tres hombres no eran más que él y sus dos compañeros de fatigas inseparables (Carl Hentschel y George Wingrave), vestidos de ficción en una travesía en bote desde Kingston hasta Oxford, una aventura trufada de anécdotas y humor a modo de diario de viaje, un alegato en favor de la vida ociosa y la sátira que consiguió granjearse su sitio de derecho. Tal fue su popularidad que, a colación de su publicación, el número de barcas en el Támesis aumentó de ocho mil a doce mil entre 1888 y 1889.

Aunque nunca volvió a conseguir alcanzar las cotas de éxito que obtuvo gracias a Tres hombres..., en los años sucesivos a su publicación escribió una secuela, Three Men on the Bummel, entre otras novelas, relatos y ensayos. Sus dramaturgias también obtuvieron el favor del público londinense. Entre ellas, la más celebrada fue The Passing of the Third Floor Back (1908), en cartel de manera recurrente hasta bien entrada la década de 1960. Fue también editor de las revistas satíricas The Idle y To-Day, la última fundada por él mismo en 1893. La Primera Guerra Mundial llegó a Europa cuando Jerome contaba con 57 años, y se alistó en el ejército francés como conductor de ambulancia. Murió en 1927, legó una autobiografía, My Life and Times, y solo dejó un objetivo por cumplir: convertirse en miembro del parlamento inglés.