Joanna Gruda

Joanna Gruda

Cuando a Joanna Gruda le preguntaban por la increíble historia de su padre, Julek, solía contestar: «Bueno, será mejor que nos sentemos, esto va a ser largo y complicado…». Estaba convendida de que él, el chico polaco que nació en el Moscú soviético pocos días después del crac del 29 y que se vio obligado a adoptar múltiples identidades para sobrevivir a las purgas estalinistas y a la persecución de judíos y comunistas durante la Segunda Guerra Mundial, escribiría al fin sus memorias, pero, quién sabe por qué, decidió no hacerlo. De modo que un buen día a quien hizo sentar fue a Julek, no sin antes colocar una grabadora encima de la mesa con el sencillo propósito de transcribir sus experiencias para uso y disfrute familiar. Después de un tiempo de maduración y de escritura reposada, el resultado de esas conversaciones que duraron meses fue El niño que sabía hablar el idioma de los perros, su primera novela.

Joanna Gruda llegó a Canadá en barco cuando tan solo tenía dos años en compañía de sus padres, desencantados del comunismo. Ha trabajado como actriz de teatro durante muchos años y se gana la vida como traductora. Definitivamente, El niño que sabía hablar el idioma de los perros no será leída solamente por los hijos y los nietos de Julek. Publicada en Canadá en febrero de 2013, en 2014 ha obtenido el Premio de los Lectores Emergentes de la región de Abitibi- Témiscamingue. Sus derechos de traducción se han vendido en Holanda, Polonia, Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, Turquía, China y España. Y todo parece indicar que esto no ha hecho más que empezar. No en vano, esta pequeña gran historia ha sido comparada a obras de alcance universal como El diario de Ana Frank, La vida es bella y La ladrona de libros.