Justo Pastor Mellado, crítico de arte, curador independiente, polemista, opositor encarnizado de lo que llama el autoritarismo de izquierda, ex asesor del Consejo de la Cultura de Piñera, ex director del Parque Cultural Cerro Cárcel, ex director de la Escuela de Arte de la Universidad Católica y ex simpatizante Mapu, se ha caracterizado por disparar dardos "envenenados". Situado en la trinchera de la crítica de arte que entiende como la natural sustitución de la crítica política, pero por otros medios, Mellado, focaliza, apunta y lanza. ¿El blanco? La institucionalidad cultural de la izquierda concertacionista, la Nueva Mayoría, Enrique Correa, el bacheletismo cultural de Ernesto Ottone (hijo) y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, entre otros. "La cultura para la Concertación y la Nueva Mayoría siempre ha sido una herramienta de control social. Como una Oficina, como un Marcelo Schilling soft, donde se vive permanentemente con la amenaza del desborde, entonces para manejar la tensión, nacen los subsidios, los hoyos negros del Fondart, donde se produce falsa ilusión de ciudadanía". Las últimas críticas a la función del recinto de artes visuales inaugurado recientemente en el edificio del ex aeródromo de Cerrillos, en que -como el mismo afirma- ha desplegado fuertes dosis de "crueldad" que tienen como objetivo desmantelar la improvisación de un proyecto donde, a su juicio, lo más claro es lo que "no es", le han valido, sin embargo, ataques igual de vehementes, siendo tildado de "gran traidor", anticipando su fin tal como el que le esperan a las "polillas" que terminan quemándose cuando se acercan al fuego y revelando su verdadero interés político de obtener algún cargo en un eventual segundo gobierno de Piñera, tal como lo afirma el artista visual Arturo Duclos en una implacable columna en The Clinic. "Como mal político que es, midió mal su tiro y como en toda su errática trayectoria, está fallando al dejar en evidencia su precandidatura en el momento en que nadie se interesa en ello. Ha utilizado como excusa la creación del Centro Nacional de Arte contemporáneo Cerrillos para atacar directamente y con sus secuaces improvisados al ministro (Ernesto Otonne) y a su equipo de trabajo a través de un artero y despiadado vapuleo, con sus típicas prácticas de matonaje discursivo como ha venido haciendo en el medio del arte desde los años ochenta cuando apareció en escena".