Pierre Clémenti (1942-1999). En la pantalla y sobre los escenarios fue la encarnación de la belleza ambigua y de cierta elegancia canalla, y también hasta cierto punto de las aspiraciones y contradicciones de las revueltas que en las décadas de los sesenta y los setenta del siglo pasado agitaron a la mitad del mundo. Un actor raro que jamás se consideró un mero intérprete y que se negó a que lo convirtieran en estrella. A pesar de ello, participó en más de setenta películas y colaboró con cineastas de la talla de Luchino Visconti, Luis Buñuel, Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini o Philippe Garrel, aunque le dijo no a Federico Fellini. Por si esto no bastara, con su pequeña Beaulieu de 16 mm rodó una docena de películas y se convirtió en una de las referencias del cine underground francés de esos mismos decenios. Un cáncer de hígado lo mató poco antes de que concluyera el siglo xx, cuando acababa de cumplir cincuenta y siete años.