Nació con el siglo y murió en 1945 en el campo de concentración de Theresienstadt. Fue uno de los poetas más importante del movimiento surrealista, amigo durante un tiempo de Breton y considerado por éste como uno de los «profetas» del grupo. En paralelo a su labor poética —o, tal vez, como la parte más secreta de ésta—, Desnos desarrolló una importante carrera radiofónica, trabajó en una agencia publicitaria inventando slogans que hiciesen soñar a los oyentes, creó algunos sketches para la serie Fantomas y trabajó asiduamente como periodista.