"Calabaza, se acaba un nuevo día y, como todas las tardes, quiero despedirme de ti. Quiero despedirme y darte las gracias por seguir aquí con nosotros. Tú que podías estar en la mesa de los ricos y los poderosos, has elegido el humilde bancal de un pobre viejo para dar ejemplo al mundo.
»Yo no puedo olvidar que en los momentos más difíciles de mi vida —cuando mi hermana se quedó preñada del negro, o cuando me caparon el hurón a mala leche—, solo tú prestabas oídos a mis quejas e iluminabas mi camino. Calabaza, yo te llevo en el corazón».
Estas palabras de «Amanece, que no es poco» inauguraban, hace más de cinco mil días, una pequeña aventura editorial —que se ha convertido en una gran aventura vital— llamada Pepitas de calabaza Ediciones. Y, con unas cuantas canas más en la cabeza, más de cien títulos a la espalda y la calabaza llena de pepitas, continuamos fieles a las ...leer más