La esquizofrenia es una enfermedad mental compleja, de curso crónico, heterogéneo e impredecible. Las personas que la padecen tienen que lidiar con diversos aspectos, como la sintomatología psicótica, la discapacidad, el deterioro cognitivo y los problemas en el funcionamiento psicosocial, así como la falta de adherencia terapéutica, que puede provocar recaídas y rehospitalizaciones. La esquizofrenia, por ende, es considerada un problema de salud pública en todo el mundo.
El surgimiento del área de “tratamiento basado en la evidencia” ha documentado y demostrado la efectividad de intervenciones integrales farmacológicas y psicosociales de las que se cuenta actualmente con una amplia gama de tratamientos para pacientes con esquizofrenia. Estudios clínicos han demostrado que los pacientes pueden presentar mejorías sintomáticas y funcionales, por lo que se ha cambiado de una perspe...leer más