Pensar es una actividad normal para todo ser humano; la vida cotidiana depende de nuestra capacidad para hacerlo. Los objetivos de la educación formal siempre han sido, por tanto, el cultivar y elevar las facultades del pensamiento. Sin embargo, la educación formal no ha logrado cumplir del todo con este objetivo. Revisar las prácticas pedagógicas para promover la creatividad, el pensamiento sistémico, la capacidad de abstracción y experimentación es, hoy más que nunca, el desafío de nuestros sistemas educativos. Con ese objetivo, McClure y Davies exploran tres concepciones generales en el contexto de la educación: el enfoque de las «habilidades», el modelo de «inculcación» y la creencia de que las disciplinas y la pedagogía tradicionales posibilitan el desarrollo del pensamiento. Esta obra nos invita a reflexionar sobre el estadio actual del saber y a indagar más sobre cómo la juvent...leer más