En busca de lectores -y de sus bibliotecas personales-, Javier Vargas de Luna ha recorrido la ciudad hispánica en ambos lados del Atlántico. Ha visitado todos los acentos y todas las fronteras de la lectura en nuestra lengua, ha entrado y salido de bares bohemios en el lago Titicaca, ha frecuentado tiraderos de libros en La Habana y ha vagado por las desoladas plazas de San Pedro de Atacama. En Salta conoció a los bibliópatas de la ciudad antes de pasear por los concurridos mercados de Madrid o de Montevideo, y lo mismo se ha hecho asiduo a los cafés marginales en La Paz que a las bibliotecas carcelarias de Asunción, en Paraguay. Transita estantes, entrevista miradas y atraviesa portadas antes de reconocerse en la sorpresa del individuo común que se ha dejado definir, casi a toda hora de su destino, por un autor de cabecera. Al paso de las ciudades y de las almas encontradas, sus desc...leer más