En el epicentro de la crisis financiera mundial, cuando Islandia se vino abajo, Gnarr, el humorista más conocido del país, pensó que era el momento perfecto para cambiar de registro y divertir a los islandeses desde otras estrategias, convirtiéndose en político a tiempo total. En 2009 fundó el «Partido Mejor» para satirizar el sistema político de su país y lanzó una campaña de broma, que finalmente no le pareció tan graciosa a los políticos del país. En la carrera por la alcaldía de la capital, Reikiavik, realizó propuestas descabelladas como instalar dinosaurios de Jurassic Park en los parques del centro, toallas gratis en las piscinas públicas, un parlamento libre de drogas… y el incumplimiento de todas sus promesas electorales.
Pero entonces sucedió algo extraño: la campaña empezó a tener éxito y el debutante Partido Mejor surgió como el vencedor. Gnarr comenzó así a reunirs...leer más