La utilización en documental de la evidencia como principio o argumentación de verdad, así como la puesta al día de marcos éticos, cada vez más ineludibles con el uso de las nuevas tecnologías, donde se entrecruzan la reinterpretación con las noticias y los hechos falsos o la manipulación de imágenes, inciden en los modos en los que política y cinematografía se entrelazan.