Ningún fantasma recorre el mundo, ningún espectro acecha al neoliberalismo como una potencia que ofrezca una alternativa.
La catástrofe causada por el capitalismo neoliberal está por todas partes. Sin embargo, los seres humanos no buscan transformar los modos de vida imperantes. La locomotora del proceso de tecnificación del mundo alcanza con el neoliberalismo un momento de aceleración radical, pero nadie parece estar dispuesto a accionar el freno de emergencia mientras se avanza hacia el abismo.
Vivimos permanentemente en una percepción desdoblada, nos comportamos como si nuestra sociedad fuese el mejor de los lugares posibles y, al mismo tiempo, experimentamos un profundo malestar en relación a la injusticia, la precariedad e indignidad que esta produce. Somos unos apocalípticos perfectamente integrados, sujetos que se quejan en la misma medida que obedecen.
¿Có...leer más