En 1993, el mundo literario francés se ve sacudido por la irrupción de lo que no se duda en calificar como una obra maestra, El amor puro, de una autora perfectamente desconocida (aunque ya antes ha publicado una novela, también de indudable valor: Un souvenir indècent). Su autora responde al nombre de Agustina Izquierdo. De ella se sabe lo que su casa editora ha transmitido: de origen español, hija de exiliados en Francia de la guerra civil española, vuelta con el tiempo a vivir a la Cataluña de sus padres, donde se pierde su rastro. Nada más: una ilustre desconocida que escribe, según todos los críticos, un francés admirable.
Pero también desde el primer momento surgen las voces de aquellos que sospechan acerca de quién puede estar detrás de ese nombre: Pascal Quignard, es decir, la «mano izquierda» de Pascal Quignard, según afirma en Le Monde Josyane Savigneau, mano encargad...leer más