Para Luhmann, los elementos últimos en los sistemas sociales no son los hombres que actúan en ellos, sino las comunicaciones que ahí se llevan a cabo. Un sistema social se autodirige, produciendo de manera constante comunicaciones conectadas entre sí. Solo los sistemas sociales (interacción, organización, sociedad) pueden comunicarse en contraste con los sistemas psíquicos (conciencia), que tan solo piensan. Así, el autor defiende de manera radical el concepto de comunicación como una triple selección de información, comunicación y comprensión para la cual, dice, "cuenta cada blasfemia de los remeros en las galeras".