El problema del conocimiento, que por ser específicamente filosófico es tan viejo como la filosofía misma, no ha variado a lo largo de los siglos. Sin embargo, la aparición y el desarrollo de los sistemas científicos modernos - en particular, de la física - han impuesto la obligación de reelaborar el concepto mismo de experiencia, y con ello han tocado al conocimiento en su raíz. Lo que Kant entiende por experiencia no es lo mismo que entendía Aristóteles; el neopositivismo moderno aún han restringido más este concepto.